• Dicen que los sueños expresan en imágenes nuestros anhelos, nuestros deseos... nuestras inquietudes. Siempre has creído que lo que sueñas no es real, ¿estás segur@?
  • Cuando todos duermen, yo sigo despierta... Me gusta la noche… Disfruto con ella. Chicos malos… tened cuidado. ¡Esta zorra anda suelta por la ciudad!
  • El Caribe, cuna de piratas, es un hervidero de actividad. El Lord Arioc, capitaneado por Dagon, surca las aguas de este mar conquistado, indiferente a esas luchas de poder.
  • Valor, coraje y arrojo... Cualidades que definen a Valnelia, una hembra criada en la glymera y nacida para ser una guerrera.
  • Cuando la división entre el mundo humano y el Sheol se reduce a una fina linea entre lo real y lo irreal, un grupo de guerreros se preocupan por mantener el orden.
  • Colección de relatos cortos de diferentes temáticas.

viernes, enero 13

Archivos secretos de la Mansión… Primer encuentro · VII

     Hoy os dejo el final de esta escena, algunos diréis «por finnnnnn», jajaja, yo también, jejejeje.

    Tengo otra preparada y espero que os guste y os lleve a conocer mejor a Val.

     A disfrutarlaaaaaaa


 

 
 
H
abía perdido la noción del tiempo cuanto más y más kilómetros consumía sobre su Raptor. Pensó en pasarse por el Spice y compartir una cerveza con sus hermanas, pero enseguida descartó la idea y siguió conduciendo, bordeando la ciudad por las zonas más alejadas y oscuras.
Sentía su naturaleza Sharkay bullendo en su interior, alterada y ansiosa por ser liberada, descargada sobre algo o alguien. El encuentro con ese tipo había vuelto a perturbar el poco control que había conseguido esgrimir durante días, manteniéndolo a raya. El miedo que la había atenazado aún latía en su interior, palpable a su alrededor, alimentando su oscuridad como un recordatorio permanente de lo que podía haber sucedido. Ese tipo la había aterrado y dominado a partes iguales, haciéndola sentir indefensa durante esos tensos minutos u horas, no estaba muy segura del tiempo transcurrido.
Volver a la Mansión era inviable, cualquier tontería que le diera motivos para estallar acabaría con la fina línea que la mantenía controlada, y estaba segura que encontraría motivos suficientes para liberarla si se dejaba caer por el gimnasio y encontraba a los idiotas de sus antiguos compañeros. Otra idea que también descartó; volver a usarlos como saco de boxeo para sacar fuera su frustración sólo le acarrearía una pelea con Sheiztler; ya habían tenido una charla sobre el asunto y le dio su palabra de mantener controlado su temperamento y sus «efusivas muestras de simpatía» hacia sus chicos.
Shey… otro tema que la preocupaba.
Su macho estaba siempre ahí, alentándola y animándola, instándola y atendiéndola, y ella sentía que no le correspondía de la misma forma. Lo amaba por encima de todo, inclusive por encima de su propia vida, pero el continuo intento de controlar su parte Sharkay la mantenía siempre en tensión, con los nervios a flor de piel, e incluso con él saltaba a la más mínima.
Un trueno sonó en la distancia y la sacó de sus pensamientos. La figura del edificio donde tenía su ático quedó recortada bajo la luz del rayo que lo acompañó. Podía oler la humedad en el aire, sentir la electricidad cargada en el ambiente. Quizás fuera mejor opción que quedarse rodando bajo la lluvia cuando comenzara a caer. Giró a la izquierda y tomó la calle que conducía a él.
Aparcó la moto en su plaza de garaje y se desmaterializó hasta el hall de su ático. Se quitó el abrigo, las armas, el casco y dejó las llaves sobre el montón olvidado en el suelo. Sin encender las luces, se dirigió a la cocina y sacó una cerveza de la nevera. La abrió allí mismo y le dio un trago largo, deleitándose con su sabor amargo y helado. Se apoyó en la encimera y se quedó pensando en lo ocurrido en ese inesperado encuentro mientras observaba la noche a través de los grandes ventanales.
Ouxt, si es que se llamaba así, parecía conocerla y también odiarla por motivos desconocidos para ella, aunque suponía que debían afectar a sus padres. A ellos también parecía conocerlos, sobre todo a su madre; sintió sobre su piel el desprecio que desprendían sus palabras al referirse a ella. Cosas de un pasado que desconocía y, aunque temía un nuevo encuentro con ese tipo, también lo ansiaba; él podría responder a muchas de las preguntas que habían atormentado su mente a lo largo de los años; sobre ella, sobre su madre, sobre su raza, y sobre todo en cuanto a la muerte su padre.
Se terminó la cerveza de un trago, sacó otra de la nevera y se dirigió al salón, pasando de largo y abriendo las puertas dobles correderas que llevaban a la terraza. Se apoyó en la barandilla y observó la calle desde el veinteavo piso en el que estaba situado su ático. Las vistas eran impresionantes, daban a la montaña que se alzaba al fondo y en cuya ladera se encontraba la Mansión, pero rara vez disfrutaba de esa quietud que parecía respirarse desde allí. Cerró los ojos e inspiró y espiró profundamente varias veces como la había enseñado Lyss.
Paz, tranquilidad, sosiego… Justo lo que necesitaba en ese momento.
Se dejó rodear por la calma que reinaba, por el frío que la envolvía y templaba el ansía voraz de su naturaleza oscura. Sintió plegarse su lado Sharkay, adormecerse y aquietarse, permitiéndole respirar tranquila y relajar sus músculos tensos. Le dio un trago a la cerveza y se apoyó contra la pared del fondo, deslizándose por ella hasta quedar sentada en el suelo. Descansó la cabeza contra la pared y posó el brazo que sostenía el botellín sobre su rodilla flexionada, cerrando de nuevo los ojos y dejando que los sonidos de la noche se colaran en sus oídos.
Sintió el momento exacto en el que Sheiztler interrumpió su momento tregua entre sus dos naturalezas y se materializó en la terraza.
 
 
V
al apoyó la frente contra el cristal del espejo que ocupaba toda la pared del baño de su ático. Soltó un suspiro contenido y se agarró a la encimera de mármol del lavabo. Se había levantado de la cama en la que había compartido la última hora con su macho, silenciosa y sinuosa como una serpiente para no despertarlo. Necesitaba unos minutos a solas, pensar y meditar bien lo que iba a hacer, aunque ya tenía la decisión más que tomada.
»Cuando Sheiztler apareció en la terraza, se detuvo unos segundos en observarla, comprobando que estaba bien, al menos físicamente; no había rastro de sangre en ella. Soltó un suspiro de tranquilidad y entró al interior, fue directo a la cocina y sacó un par de cervezas frías, y antes de salir de nuevo al balcón, encendió el equipo de música, dejando que una suave melodía, lenta y seductora, calmara el tenso ambiente que respiraba alrededor de su hembra.
Le tendió el nuevo botellín retirando de entre sus dedos el que tenía vacío y se apoyó en la barandilla sobre los codos, de cara a ella. Seguía sentada en la misma posición en la que la encontró cuando llegó; con un brazo apoyado sobre la rodilla flexionada, la cabeza descansando contra la pared y los ojos cerrados. Cansado y nervioso por lo que podía haberla llevado de nuevo a ese estado, rompió el silencio.
 
—¿Qué ha pasado? —preguntó, dándole un trago a su bebida e intentando que su pregunta no sonara demasiado preocupada. Ella no contestó, tampoco se movió—. Nel, necesito saber…
 
Val abrió los ojos y enfocó su mirada en él, vio la preocupación reflejada en la tensión de su rostro y algo en su interior gruñó llamándola «zorra insensible», pero no podía contarle, no en ese momento. Volver a revivir lo que ese tipo la había hecho sentir hacía saltar su lado Sharkay, agazapado esperando que volviera a mostrar esas emociones. Miedo, desconcierto, debilidad, impotencia… Una suma que la hacía sentirse demasiado vulnerable.
Sheiztler seguía esperando una respuesta, mirándola fijamente, y ella no podía dársela. Le dio un trago a la cerveza y se puso en pie, dispuesta a perderse en el interior del salón, pero el vampiro la aferró por la muñeca y la pegó a su cuerpo, rodeándola con sus brazos.
 
—Vuelves a cerrarte a mí. —Val iba a protestar, pero Shey la calló, poniendo un dedo sobre sus labios—. He sentido tu miedo, tu ansiedad y la agonía que te consumía cargada de preocupación. No sé qué ha hecho que saltaras así, pero necesito saberlo para ayudarte. No me lo cuentes si no quieres, no ahora…
—No ahora —repitió ella, asintiendo, y se dejó envolver por la calma que siempre rodeaba a su macho. Se dejó abrazar y abrigar por la protección que sentía entre sus brazos, desterrando con su calidez el frío que se había instalado en su cuerpo desde el encuentro con ese maldito Sharkay.
 
La culpa era de ella, sólo de ella, por haber sido descuidada, por no haber sabido controlar esa parte salvaje que la hacía despiadada y peligrosa. El temido momento había llegado… Había puesto en peligro a sus hermanas y eso no podía perdonárselo. Tampoco servía reprochárselo, llevaba haciéndolo durante horas.
Cortó el hilo de sus pensamientos que no contribuían en nada más que volver a estimular su naturaleza oscura y se dejó seducir por la música, por el aliento cálido de su macho rozando la piel de su cuello; por el susurro de su voz tarareando la canción que sonaba en el estéreo, acallando cualquier sonido del exterior.
Aspiró su aroma, picante y especiado, afrodisiaco para ella, y dejó que inundara sus sentidos. Una mano de su hellren recorrían su espalda, movimientos suaves arriba y abajo que contribuían a calmarla, mientras la otra la mantenía pegada a él por la cintura. Sus caderas se movieron contra las de ellas, invitándola a moverse con su baile lento y sensual. Apoyó la cabeza en su hombro y se dejó arrastrar por la necesidad de su cuerpo, de su aliento, del amor incondicional que le ofrecía.
Sólo un par de minutos, cuerpo contra cuerpo, fueron necesarios para sentir el bulto hinchado bajo sus pantalones. Orgullosa por su macho, se dejó empujar suavemente contra la pared. Los botellines desaparecieron de sus manos, olvidándose ambos de la necesidad de beber para ser sustituida por la necesidad de beberse el uno al otro.
Las manos de Sheiztler se deslizaron bajo su jersey, buscando sus pechos y acariciándolos mientras su boca tomaba posesión de la de ella. Su cuerpo la cubrió como una segunda piel, consumido por el deseo salvaje de tomarla, calmarla, poseerla…
Las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer, mojándolos suavemente. Permanecieron bajo la suave rociada, que comenzaba a calar sus ropas, hasta que la tormenta se desató igual que la pasión que los abrasaba en ese momento. Sheiztler la cogió en brazos y se perdieron en el interior del ático.
Val sacudió la cabeza, dejando atrás la hora compartida con su macho, que como siempre, había conseguido hacerle olvidar cualquier preocupación que rondara su cabeza. Pero ahora, la realidad había vuelto, haciéndola consciente de la situación en la que se encontraba.
Salió del baño y miró la hora; faltaba poco para el amanecer. Volvió a meterse en la cama, necesitaba descansar para enfrentar la pelea que estaba segura iba a tener en cuanto comenzara el nuevo día y comunicara a la loba su decisión.
 
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      Espero que os haya gustado. Besotesssssssssssss

6 Apasionad@s:

JeCrufer dijo...

Ya era horaaaaaaa :)) :))

Genial guapi

hada fitipaldi dijo...

Tengo que ponerme al día con estos Archivos... ESpero que sea muy prontito. Por eso no me he leído esta entrada de momento, me leí la primera y quiero verlas por orden. Un besazo, a ver si me pongo ya al día!

Niia dijo...

Hola Val :D quizás no me recuerdes, pero abrí un nuevo blog en el que se pueden compartir las historias propias, me gustaría que participaras! te dejo el link!

http://escribiendo-travesuras.blogspot.com/

D. C. López dijo...

Hola guapa!, vengo por un par de razones:

Una: Para saludarte y desearte un lindo día.

Y dos: Para informarte que el Sábado 25 fue el primer aniversario del club al que perteneces y que para celebrarlo he organizado un concurso/sorteo:

http://elclubdelasescritoras.blogspot.com/2012/02/hoy-es-el-primer-aniversario-del-club-y.html

Espero que te animes a participar.

Saludos y hasta otra!, muak!

P.d: Se te extraña kerida por el club, ande paras? >.<

hada fitipaldi dijo...

Hola guapa!!! Me pasaba a saludarte y dejarte un beso grande, ya que estoy un poco ausente del mundillo. Más besos!

Val Navás dijo...

Weno, aunque esta entrada es antigua -me pilló en plena desaparición-, no quiero dejar de agradeceros el que dejarais vuestros comentarios, siempre son de agradecer. Muchísimas gracias por estar siempre ahí.

Muchos besotessssssssssssssss

Pd1.: Niia, no puedo acceder a tu blog. :(
PD2.: Siento haberme perdido el cumple, Dulce. :( :(

:)) ;)) ;;) :D ;) :p :(( :) :( :X =(( :-o :-/ :-* :| 8-} :)] ~x( :-t b-( :-L x( =))