Archivos Secretos de la Mansión… Primer encuentro · I

     Sé que llevo un par de semanas que no actualizo el blog, sólo puedo decir que lo siento, como otras veces, pero entre que he estado maluskilla con esto de la entrada del frío, y que estoy intentando acabar algunas cosillas para poder subirlas al blog, he desaparecido del mundo bloguero.

     Os quiero dejar, como recompensa por vuestra paciencia, una de las escenas que tengo de mi personaje Val, del rol Crónicas oscuras. Ahora que por fin acabamos esa noche, puedo subirlo finalizado, aunque lo haré por partes para que no se haga demasiado largo.

     Os dejo hoy la primera.

 

---

 

 

La habitación estaba en completo silencio, sólo roto por el clic del ratón conectado al portátil. La luz de la pantalla, única iluminación de la sala, se reflejaba en el rostro del macho sentado ante un escritorio de madera oscura. Su sonrisa cruel lucía también en su mirada fría mientras pasaba de una imagen a otra.

 

—Estoy de vuelta, princesa —habló, en voz alta y cargada de ironía—. Y tenemos algo pendiente que concluir. Pronto… tú y yo, vamos a conocernos.

 

Algunos asuntos lo habían mantenido durante demasiado tiempo fuera de Caldwell, pero había valido la pena. Su presa había madurado hasta alcanzar la plenitud de sus poderes. Cómo muestra, sólo debía remontarse a tres semanas atrás, cuando la sintió liberarlos por completo. Se desplazó hasta allí y se ocultó, observando la pelea que se daba ante sus ojos. Era rápida, y mortífera, sus movimientos siempre calculados y certeros contra su oponente. Fue puro placer lo que sintió mientras la observaba entre las sombras. Su odio la alimentaba, y él podía sentirlo como propio. Enlazó su aura oscura a la de ella, avivando su ira. Haciéndola más peligrosa de lo que ya era.

Llevaba años esperando ese momento que, por fin, parecía haber llegado. Creó un campo de protección a su alrededor, después de tanta espera, no iba a permitir que la percibieran y se le adelantaran. Sabía que los otros llegarían, sabía que podrían haber localizado su rastro, esperaba que efímero y superficial, pero no se lo iba a facilitar. Sería él quien poseyera sus poderes, y después, les daría a los demás las sobras, para que supieran lo que se sentía ser despreciado por los tuyos, obligado a abandonar tu lugar como un paria.

Era consciente que solo no tenía nada que hacer contra todas ellas. No era tan tonto como para suponer que podía enfrentarlas, eran como una piña cuando alguna se encontraba en peligro. Demasiado poderosas, y por contradictorio que pudiera parecer, había esperado para ello.

Pero no podía permitirse esperar más… Los demás no tardarían en percibir su aura de poder, si es que no lo habían percibido ya. Y entonces… no tendría su ansiada oportunidad.

Esperar siempre había formado parte de su existencia. El destierro fue el camino escogido, la elección que le habían impuesto para salvar la vida. Abandonado así por los suyos.

En su naturaleza no estaba el compartir, y lo quería todo para él. Aquel intento fallido de alzarse con el poder de gobernarlos no le había sido perdonado… Él tampoco lo había perdonado, quizás ahora alcanzara su deseo, aquellos que lo deshonraron tendrían que postrarse a sus pies. Y sería ella quien lo hiciera posible.

Ser cazador de recompensas le había proporcionado el poder que necesitaba. A sus clientes no les importaba una mierda lo qué hacía con sus víctimas, sólo querían el trabajo bien hecho, el resto les daba igual. Mejor… muchos de esos encargos le habían aportado aquello que tanto anhelaba; los poderes especiales de sus víctimas.

Su sonrisa malévola se hizo más amplia mientras delineaba el contorno de la imagen del hermoso rostro de la hembra que tanto le recordaba a otra hembra del pasado.

 

 

 

 

 

 

    Si habéis llegado hasta aquí, os lo agradezco de todo corazón, mañana intentaré subir una segunda parte.

     Como siempre, muchas gracias por leer, y muchos besotes.