Y yo tampoco, porque después de tanto tiempo… Prefiero no mirar la fecha de la última entrada, jiji
Algunos diréis: Ya era hora. Creedme, yo también, jajaja
En fin, que después de hacer los deberes que tenía pendiente desde hace… dos años —y en dos años se acumulan muchas cosas—, por fin puedo decir que he vuelto, o eso creo. (No, eso crees, no. Has vuelto. Ni se te ocurra perderte de nuevo. PUNTO).
Hace meses (diez exactamente) que quería hacer estas entradas, ejercicios que hice durante el curso que realicé el año pasado de Quiero escribir romántica.
Consistía en escribir durante quince minutos a partir de una frase que dejaba la profesora, narrar lo primero que se te pasara por la cabeza al leerla y desarrollarlo, evitando la tentación de corregir (porque los quince minutos no te lo permitía, jiji).
Espero subir cada día uno de esos ejercicios y después compartiré los otros, que eran de diferentes temáticas según las íbamos dando. Y mientras, a ver si puedo ir acabando las cositas que tengo entre manos, que son varias y variadas, jiji.
Espero que os guste, disfrutéis de la lectura y si os queda tiempo, lo comentéis.
Se me revuelven las tripas cuando veo a... la gente desperdiciar los días creyendo que su existencia es larga y satisfactoria.
Malgastan el tiempo trabajando, bebiendo, comiendo, durmiendo y follando. En ese orden, sin que nada les altere. Algunos incluso arriesgan su seguridad como si fueran invencibles, en un intento por poner algo de emoción en sus sosegadas vidas. Otros, simplemente, desafían al destino sucumbiendo ante el alcohol o las drogas. Estos me cabrean, son egoístas, se destruyen ellos mismos negándome la posibilidad de acabar con sus miserables vidas.
Son mi alimento, y con eso no se juega. También una fuente constante de diversión y un recurso inagotable para satisfacer mis necesidades sexuales, mis instintos más primitivos y carnales. Las hembras son las mejores, siempre dispuestas a satisfacerme de alguna forma, algunas incluso pagarían porque les dedicara todas mis atenciones.
Temen a las guerras, el hambre, la pobreza, las catástrofes naturales… Pobres ilusos, caminan sin ser conscientes del peligro real que les acecha; Yo.
Soy un depredador, un cazador que disfruta de una buena presa que me dé la emoción que necesito en esta vida larga, monótona y en muchas ocasiones, aburrida.
Lo mejor durante la caza es la cara de terror, puro deleite para mis pupilas. El fuerte aroma del miedo que emanan inunda mis fosas nasales, tensa mis músculos y hace cosquillear mi interior, exaltando a la bestia de mi maldición. Cuando el hambre se desata, la ansiedad desaparece.
Y son tan predecibles.
De vez en cuando alguno me lo pone difícil, y es la mejor sensación que puede experimentar un ser como yo. Excita mis sentidos y libera mis oscuros instintos. Es entonces cuando juego con él, le dejo alejarse creyendo que conseguirá escapar, le permito mirar la cara dulce de la libertad, para después lanzarme implacable. Al resto, estúpidos e insulsos en su mayoría, simplemente los mato tras saciar mi necesidad.
Esta noche, como todas las anteriores y las venideras, vuelvo a recorrer la ciudad. El hambre me domina de nuevo, la ansiedad ante una nueva presa se desata, se acrecienta la inquietud ante el momento de la pelea… y me siento vivo.
¿Qué puedo decir? Adoro lo que soy.
3 Apasionad@s:
Re-bienvenida, Val :)
¡Que alegría que estés de vuelta!
Genial el pequeño relato. ¡Me encantó!
Ya quiero ver lo que hiciste en el curso. *-*
Besotes!
Gracias, wapaaaaaaaaaa :)
Me alegra mucho que te haya gustado, después preparo otra entrada, jiji.
Y esta noche me pongo al día con vuestros blogs (ya he cargado la tablet, jijiji), que quiero leer antes de dormir (llevo un mes sin poder leer naaaaaa), ainnnnns
Wiiiii besos guapa, me alegra que estés de vuelta.