Capitulo 1
Boston, Massachusetts
L |
a joven miró impaciente su reloj de pulsera mientras esperaba ante las puertas dobles del ascensor a que éstas se abrieran. ¡Dios, había tenido un día horrible! ¿A quién se le había ocurrido alinear los planetas en su contra para joderle el día de su cumpleaños? No es que la alegrara eso de cumplir años… No, por Dios. Pero justo ese día se enfrentaba a la difícil tarea de entrar en la treintena. Y eso, para una mujer, indicaba estar a un paso de dejar atrás la adorada juventud para comenzar un nuevo camino hacia la plenitud de la madurez. O lo que era lo mismo; comenzar a envejecer aunque lo intentara adornar con una rebuscada definición.
«Cálmate, Nelhian, no te vuelvas paranoica con la edad, sólo hará que envejezcas antes de tiempo.»
Llevaba repitiéndose ese mantra todo el día, pero hasta para ella era difícil seguir su propio consejo. Lo cual tampoco era tan extraño; seguir consejos, aunque fueran propios, no era su estilo.
Hubiera agradecido salir más temprano del trabajo, que menos que a su hora. Pero no, su jefe le había pedido que lo ayudara a completar determinados proyectos pendientes de algunos de sus compañeros aludiendo a su sentido de la responsabilidad. El trabajo de esos compañeros que no habían podido tenerlo a tiempo alegando problemas personales y para lo que se habían pedido días de asuntos propios.
¿Debía suponer que ellos carecían de ese «extraordinario» sentido? Sí, seguramente lo habían dejado olvidado a las puertas del edificio en el que trabajaban, o lo habían perdido al salir de casa.
El idiota de su jefe consideraba que darle juntos a la botella más de la cuenta después del trabajo era un problema de índole personal, y la consiguiente resaca necesitaba de unos días de asuntos propios para la supuesta recuperación. Todo en pos del buen ambiente en la oficina, como no.
Se suponía que ella también debía bajar a tomar algo después del trabajo para entablar relaciones cordiales con el resto de sus compañeros, pero Nelhian prefería irse a casa y no empinar el codo más de la cuenta. Estaba segura que no tendría tanta suerte como ellos, a los que se les daba de lujo hacer la pelota al jefe. Sí, al idiota.
Panda de inútiles. Estaba rodeada de mentirosos, vagos y chapuceros. Tenía ganas de gritar, patalear, y… ¿arrancar cabezas? Y no en el sentido metafórico de la palabra. Necesitaba desestresarse de alguna forma. Estaba considerando seriamente probar con el boxeo, sentía la imperiosa necesidad de golpear.
Y el hecho de que la nueva becaria le hubiera pedido consejo como «mujer mayor» —¡a ella!— no había contribuido en nada a calmar sus tristes reflexiones sobre el paso de los años o la ineptitud de sus compañeros. Al contrario, había conseguido que la ira burbujeara en su interior buscando una salida inmediata con un gran cartel en el que pusiera EXIT.
«¡Maldita imbécil! ¿Qué coño se cree que parece con esa ajustada camiseta rosa de Hello Kitty dos tallas más pequeña? ¿Una jodida colegiala?», gritó su mente cuando escuchó las palabras «mujer» y «mayor» en la misma frase y lo que era peor, dirigidas a ella.
Tuvo que hacer acopio de toda su voluntad, respirar varias veces y contar hasta… ¡veinte!, antes de decirle a esa niñata que levantara su culo post-adolescente del borde de su mesa, de esa esquina en la que lo había dejado posado con una estudiada y elaborada pose.
«¡Dios, algo bueno tiene que tener tanta estupidez, si hasta parece incomoda con la dichosa postura!», ironizó con una media sonrisa de satisfacción, encontrando durante unos segundos el ansiado cartel de EXIT.
Justo después de comer, la susodicha había entrado como una exhalación en su pequeña oficina de tan solo una ventana para decirle: «Nelhi, cari, necesito el consejo de una mujer mayor.»
¿Nelhi?, ¿cari? ¿Desde cuándo mantenían ese tipo de confianza? ¡Y ella sin enterarse! ¿En qué mundo vivía?
«¿En el de los adultos responsables?», se burló su irónica vocecilla interior. Esa misma que la acompañaba últimamente casi todas las horas del día, para mayor suplicio.
Sí, Nelhian se daba cuenta que, cada vez más, tomaba parecido con una de esas viejas amargadas y cascarrabias. Una nueva versión de la bruja mala de los cuentos para niños. Pero en días como ese tampoco hacía nada por evitarlo. Ser mala e irónica la hacía sentirse mejor, muchísimo mejor.
La ironía. Ah, esa forma de expresión que Nelhian utilizaba como arma de doble filo, que muy pocos entendían, y que ella esgrimía con deleite y satisfacción en muchas ocasiones. Gracias a Dios, entendida por muy pocos para su seguridad —y la de su Civic. Ambos podrían correr peligro si llegaban a captar el doble sentido de sus ácidas palabras.
Pero volviendo al tema que casi le provoca una indigestión. Después de haberse sentado sobre el escritorio, la Barbie pechugona se acercó a ella como si fuera a hacerle una gran confesión, mostrándole esas dos grandes razones operadas que tenía para conseguir ascender en la empresa. Cualquiera que las viera en ese momento pensaría que estaban compartiendo secretitos como si fueran dos grandes amigas… ¡Já! Ni siquiera recordaba cómo se llamaba, salvo la siliconada o la becaria.
Nelhian había optado por reconocerse a sí misma que tenía un grave problema con los nombres; era incapaz de recordarlos a la primera, o a la segunda, y para ser sinceros, incluso a la tercera. Con ella tenías que dejar pasar los días, hasta que su ocupada materia gris tenía tiempo de registrarlos en su memoria. Resolvió el problema de la única forma que había encontrado más práctica para ella; poniéndoles motes para su uso personal.
Aunque estaba segura que las dos poderosas razones iban a llevar bien alto a la joven, que no la inteligencia que brillaba por su ausencia. Sólo había que observar como su jefe, Homer alias Simpson, le echaba un buen vistazo al escote cuando la susodicha siliconada se apoyaba estratégicamente sobre su mesa ofreciéndole una magnifica panorámica de sus atributos son-mi-mejor-tarjeta-de-presentación.
El favorecedor color amarillo de los protagonistas de la conocida serie de dibujos animados no sentaba nada bien en su jefe, pero a él le encantaba lucirlo en su vestuario ya fuera en forma de camisas, corbatas… o lo que se le ocurriera para ese día. Esperaba no tener que volver a verlo con aquellos horrorosos calzoncillos de Bob Esponja que se empeñó en enseñarle una vez. El tipo se negó a un «no» como respuesta para desgracia de ella.
Nelhian intentó por todos los medios volver al presente ansiando olvidar tan vomitivo recuerdo. Sólo de pensar que esa semana tenía a tan «entusiasta» becaria a su cargo para que la ayudara con los proyectos atrasados le revolvía las tripas como aquel día que tuvo el gusto de conocer al gran Bob Esponja de los calzoncillos de su jefe. Y la chica seguía esperando pacientemente alguna respuesta por su parte.
—Genial —le contestó cuando consiguió sobreponerse al asombro inicial, echándole una significativa mirada para que levantara el trasero de la mesa y dejara de arrugar los papeles con sus posaderas—, la señorita Winfrey estará encantada de ayudarte. Llámame Oprah, soy todo amor maternal —continuó utilizando un sarcasmo que la joven no dio muestras de haber entendido mientras le indicaba que tomara asiento en una silla.
Para los mal pensados… No, no era envidia por la juventud y desparpajo de la chica. Podría llamarse frustración por la cantidad de trabajo pendiente que tenía y el escaso tiempo del que disponía para finalizarlo. Y la peliteñida de rubio que supuestamente debía ayudarla no la estaba ayudando en nada. Pero ¿a quién le importaba ese pequeño detalle cuando ese gran escote hablaba por si solo?
Después de quince interminables minutos —los necesitados por la joven para contarle que su compañero de mesa quería llevársela a la cama, pero ella no sabía si aceptar o esperar unos días más—, abandonó su despacho dejándola con tooodo el trabajo pendiente por hacer.
¿De qué se extrañaba? No era la primera vez, ¿verdad?
Quince minutos perdidos para esa tontería, pero no hubo forma de largarla antes del despacho, ni de que levantara el culo de su mesa. Vaya dilema, ¡quién lo hubiera creído posible viniendo de la becaria! Aunque Nelhian estaba segura que si el compañero hubiera sido su jefe, no existirían tales dudas.
La puerta del ascensor se abrió interrumpiendo el repaso mental a tan «maravilloso» día y dándole paso al parking del edificio. Ahora tenía ante ella la difícil, y casi, misión imposible de prácticamente todos los días: encontrar su coche en tiempo record para volver a casa lo antes posible.
Debía hacer algo que le recordara mirar el numerito de la columna donde lo dejaba cada vez, y tenía que hacerlo ya para reforzar su ya deteriorada paciencia. Era algo de vital importancia para su paz interior… Aunque si seguía llegando como cada mañana meditando sobre el trabajo de mesa que le esperaba gracias a los impresentables de sus compañeros, tenía una ardua y complicada tarea por delante.
Suspiró resignada y metió la mano en el interior de su bolso buscando las llaves. Otro día más y otra noche más que debía jugar al escondite con su Civic. En fin… las pequeñas cosas que le daban emoción a su sosegada… —sí, vale, y aburrida— existencia.
Soñaba con llegar a casa y meterse en la ducha mientras en el microondas se preparaba una suculenta cena de cumpleaños; pizza congelada que había comprado hacía dos días en el supermercado. Y de postre… tachan, ¡una tarina de litro de delicioso helado de tres chocolates! No, las velas no las había comprado, pensó que arruinarían la fiesta y su excelente espíritu festivo.
¡Pizza y helado! Qué lujo para una chica como ella que se conformaba con tan poco. Dinero, salud, amor… un coche nuevo, un novio rico, una colección de zapatos. Ah, sí… y la paz en el mundo.
Y podía permitirse ese pequeño desliz en su supuesta, pero nunca iniciada, dieta, ¿no? Carecía de una pareja esperándola en casa que le dijera: «Querida, antes lucías más esbelta, estás perdiendo tu sensual línea femenina.» Y a la que ella poder responder: «Querido, tu amiguito antes se levantaba mirando hacia el norte y ahora no pasa de mirarte los pies.»
A ver, ¿quién era capaz de acusarla de no ser delicada con sus dulces y cariñosos comentarios? Si la conocías sólo un poco, asegurarías sin duda que podría haber sido muchísimo peor… Algo en un tono lo suficientemente mordaz capaz de aniquilar el ego de cualquier hombre: «No, cielo, esta noche no me apetece jugar a Encontrando a Wally. Y por cierto, ¿le has colocado ya su jersey a rayas? No consigo encontrarlo, ¿se nos ha encogido el amiguito?» Después le hubiera dado una mantita para que se fuera a dormir al sillón, por su falta de tacto.
«¿Dónde demonios están mis llaves?»
Rebuscaba dentro de su bolso sin dejar de caminar, y evidentemente, sin ningún éxito. Si tampoco tenía tantas cosas en el interior: el maquillaje, el perfume, los klinex, las gafas de sol, las dichosas llaves desaparecidas de su coche, las de casa, unos cuantos caramelos, unos cuantos condones… Esos que sí había comprado hacía dos días en el super, junto a las compresas. Sólo por si acaso…
Hmm, ¿qué? Era una chica moderna, de su tiempo, de las que piensan que nunca se sabe cuándo se puede presentar una buena oportunidad. En el ascensor, en la cafetería, en la garita del vigilante de seguridad… Obviamente, oportunidad que no se había presentado. Los condones anteriores habían caducado dentro del desorden de su bolso. ¡Y sin usar! Algo imperdonable.
El segurata resultaba bastante atractivo con su uniforme negro y su enorrrrme porra. Era una alegría para la vista cada vez que entraba, salía o volvía de comer. Lástima que fuera gay. Algo imperdonable también.
Y más le valía, dada su escasa actividad sexual, tener un par de condones a mano. No estaba como para desaprovechar cualquier ocasión por falta de un puñetero condón. Aunque en esos momentos de su vida, igual daba que la oportunidad fuera buena, mala o regular. Que se presentara, que después ya juzgaría y le pondría nota. Pero parecía que últimamente los hombres huían a su paso.
¿Por qué? Si se duchaba todos los días… ¡Qué desconsiderados!
Podría parecer desesperada por un revolcón. Nahhhh… Nelhian, como todos, también necesitaba liberar tensiones, probar nuevas experiencias, el Kamasutra… y ya lo había intentado con el yoga. No, no había funcionado. Sólo había asistido a un par de sesiones… suficientes para saber que no estaba hecho para ella. Demasiado relax. Sí, quizás fuera buena idea, después de todo, probar con el boxeo.
Finalmente encontró las llaves y las sacó del bolso con un gesto de triunfo. Con una amplia sonrisa, aceleró el paso haciendo tintinear su preciado trofeo. Sus tacones repiqueteaban contra el suelo, acompañados del suave sonido del entrechocar de las llaves en el silencioso garaje mientras miraba a su alrededor intentando localizar su viejo Civic.
«¿Dónde demonios está mi maldito coche?»
Esperaba que siguiera aparcado y no se hubiera desmontado sobre el pavimento del aparcamiento. El pobre vehículo hacía mucho que había dejado atrás sus mejores días y estaba pidiendo a gritos que le diera la jubilación, pero aún no estaba en los planes de Nelhian el complacerlo con tan grato retiro. Era consciente de que cualquier día podría dejarla tirada en la calle, sólo para vengarse de ella. Bien, como tantas veces se decía a sí misma: ya le haría frente a las consecuencias cuando llegara el momento.
Aunque todavía no había olvidado sus últimas vacaciones, cuando decidió pasarlas en la pequeña cabaña de madera que Elaine tenía en Fort Meadow y el viejo Civic decidió que llevaba exceso de equipaje y optó por dejar el tubo del escape por el camino. Sobre el asfalto, como un triste y solitario recordatorio de su reiterada y no atendida petición. Había que fastidiarse. ¡Hasta el coche se le revelaba! ¿Qué sería lo siguiente? ¿La tostadora?
Pero al final tuvo que reconocer que el insolente acto de rebeldía de su coche valió la pena. Dos días tuvo que pasar en un olvidado pueblo cercano a su pequeño accidente automovilístico mientras le arreglaban el fruto de las decisiones sin consultar de su coche. ¡Y vaya que par días había disfrutado! Lástima que el joven policía de carretera que había acudido a rescatarla estuviera a punto de casarse. Hubiera sido un firme candidato a padre de sus hijos. Pero al chico se le olvidó mencionar ese pequeño detalle hasta pasados los días. Y ella siguió su camino con una amplia sonrisa de hembra satisfecha y un gran recuerdo de esas dos noches.
Puntualicemos: del tipo de recuerdo que no puedes contar a tus nietos.
Nelhian adoraba aquella cabaña perdida en el bosque junto a un hermoso lago. Estaba rodeada de un enorme boscaje de coníferas coronado por una gran montaña al fondo que se reflejaba sobre el lago los días claros y soleados. Si las vistas en verano eran preciosas, en invierno eran espectaculares, sobre todo con la cima de la montaña cubierta por la nieve.
Había llegado a sentir el mismo amor que Elaine sentía por ese lugar, la paz y la tranquilidad que se respiraba, la naturaleza salvaje que la rodeaba. La hacía sentirse bien consigo misma… casi completa. Cada vez que iba, la invadía una sensación de plenitud, cómo si sólo allí fuera capaz de volver a ella una parte perdida y largamente olvidada, pero que se resistía a abandonarla.
Cuando Elaine murió no pudo deshacerse de la cabaña que tanto había amado y sólo vendió la casa de Boston donde vivían juntas para comprarse un pequeño apartamento más acorde con sus escasos ingresos en aquel momento.
Y hablando de su coche… allí estaba, todavía. Suspiró aliviada, como si se hubiera quitado un peso de encima. Sólo faltaba que su Civic también decidiera confabularse en su contra esa noche.
Unos cuantos aparcamientos más allá pudo ver el techo negro y descolorido del desvencijado Honda de tres puertas. Con renovados ánimos —la noche mejoraba por momentos, sí señor— aceleró el paso, pero la Diosa Mala Fortuna decidió sonreírle y bendecirla haciéndola meter el tacón de su zapato en la rendija del desagüe del parking.
«Sólo fue un espejismo, Nelhian, una ilusión, querida… Maldita sea. ¿Cuándo has tenido un golpe de suerte en tu vida?»
Mientras sujetaba con fuerza las llaves en una mano y aferraba su bolso con la otra para que no cayera al suelo junto a ella, dio un tirón tan fuerte que tuvo que apoyarse en uno de los coches aparcados para no dar con su hermoso trasero en el duro y sucio asfalto.
No se podía tener más mala suerte en el día de tu cumpleaños. ¿O sí? Y ya que pensaba en ello, ¿quién había sido el listo que se había ido de la lengua? Ella no, desde luego. Pero si lo llegaba a averiguar…
Estaba segura que había sido alguno de sus compañeros el que le había echado una maldición por no haber aceptado algunas de las propuestas para ir a tomar una copa para celebrarlo juntos. Sí, claro, ir juntos sólo para celebrar. Y ella era una joven promesa de la lírica...
¿!Qué!? Su vecina le decía que se le daba bien cantar en la ducha, eh… Aunque Nelhian no había llegado a creérselo. La vieja señora Moore también sabía usar la ironía y el sarcasmo a dosis muy parecidas a las de ella.
¿Y cómo se suponía que debía entender la oferta de sexo implícito que había visto en el brillo malicioso de los ojos de su compañero, al intentar quedar a media tarde, mientras le colocaba una mano sobre la rodilla? Uggh, no estaba tan desesperada como para caer en la tentación y recurrir a uno de ellos. Al día siguiente seguro que lo sabría toda la planta y él se llevaría el premio al más machote por haber conseguido llevarse a la cama a la apodada Dama de Hielo. Si hasta podía imaginárselo pavoneándose por la oficina con la banda cruzada sobre su pecho: Mr. Machote, yo sí pude.
Grrrr… Ni loca…
A Nelhian se le encogían las entrañas sólo de pensarlo. Aunque por el vigilante estaba más que dispuesta a hacer un sacrificio… siempre y cuando él también lo estuviera. Qué no era el caso. Su único interés en ella residía en su capacidad mental para los números… y su declaración al Fisco.
«¡Aprovechado!», gritaba su mente cada año.
Pero no podía negarse a esa sonrisa Profidén con la que la obsequiaba cada mañana cuando llegaba al trabajo, acompañada alguna que otra vez de algún comentario ingenioso que siempre la hacía reír aunque fuera durante unos segundos.
«¡Aprovechado y adulador!», se respondía con una sonrisa cada vez que se ponía a tramitarle la Declaración de la Renta.
Tan perfecta, tan blanca, tan irresistible,… y tan inaccesible a ella. Qué desperdicio, debería estar prohibido.
Cuando tiró de nuevo del tacón, aferrada aún al coche para no perder el equilibrio, la hebilla de la correa de su bolso se enganchó a la fina cadena que siempre llevaba al cuello, rompiéndola y cayendo al suelo. El colgante tintineó al caer, perdiendo parte del brillo que siempre había lucido la pequeña gema que llevaba engarzada.
—¡Joder! ¿Dónde demonios hay un hombre cuando se lo necesita? A poder ser uno que no sea de mi oficina, por favor —suspiró, exasperada.
Alzó la cabeza mirando alrededor, buscando ayuda. Quizás el segurata estuviera haciendo su ronda en ese momento… No, no había nadie. Ni un alma, caritativa o no. Tampoco era de extrañar, ¿quién iba a estar allí un viernes por la noche a parte de los pocos empleados que quedaban en el edificio?
«¿Alguien que no tenga nada mejor que hacer que pasear por un parking esperando ayudar a una damisela en apuros?», murmuró su molesto Pepito Grillo.
—Olvídalo, Nelhian, nunca tienes tanta suerte.
Dio un último tirón y consiguió liberarlo de su trampa. Sonrió orgullosa, al final había vencido las malas vibraciones que fluían a su alrededor conspirando entre sí para fastidiarla.
Recogió la cadena y el colgante con tristeza y los guardó en uno de los bolsillos de su chaqueta corta. Eran el único recuerdo que tenía de su madre. Una madre que no había conocido y que murió al darla a luz, por lo que había pasado los primeros años de su vida, y unos cuantos más, entre orfanatos y casas de acogidas. Hasta que apareció Elaine, cambiando su oscuro panorama cuando la llevó con ella. Esos fueron los primeros mejores años de su existencia. Fue la única que se preocupó en darle una familia, un hogar, mucho cariño y un futuro.
Avanzó de nuevo hacia su coche con las llaves en la mano buscando entre ellas la de la puerta del conductor. ¿Mando a distancia? ¿Qué era eso? Su Civic de los 80 era toda una reliquia, pero era suyo. Se lo regaló Elaine cuando aprobó el instituto y se preparaba para entrar en la universidad. Y por supuesto, no armonizaba con ninguno de los coches que todavía lo rodeaban a esa hora.
Estaba a punto de meter la llave en la cerradura cuando un escalofrío recorrió toda la base de su columna vertebral. ¿Es que no tenía suficiente con su dosis diaria de ironía que también tenía que añadir la paranoia a su cupo de peculiaridades? Pero aún siendo consciente del poder de la sugestión, una sensación de peligro se deslizaba sinuosa por su piel hasta ponerle el vello de punta. Se sentía vigilada, y no precisamente por el de seguridad o alguna de sus cámaras.
Como si fuera un aviso, las luces del parking cercanas a ella comenzaron a chispear, manifestando que de un momento a otro acabarían con sus insistentes parpadeos y la sumirían en la oscuridad.
El miedo se deslizó por su cuerpo, sintió frío, y a pesar de todo, comenzó a girarse lentamente, con la mirada puesta en el suelo, temerosa de lo que podría encontrar detrás de ella.
¿Quieres seguir leyendo la continuación de este capítulo?
48 Apasionad@s:
Sí, ya sé, algunas me vais a llamar estafadora (léase Kari), pero necesitaba crear esta entrada para los menus, jijiji, que solo lo subí como descarga...
Besotessssssssss, y no sus cabreéis, que tengo que subir mas, jajajaja
Yo no te diré estafadora, pero si PERVERSA, porque este capi ya lo leí!!! Jajaja...
Vale, está bien, te perdono. Está bueno que lo publiques así, es más práctico, me gusta.
Bueno, habrá que fastidiarse -como dice Nelhi- y esperar. Y como decimosen Argentina: ¡YO TE BANCO! ¡SOS GROSA! Jajaja...
Besotes, Val!
Me perdí....
Jajaja, gracias, Kramer, me hace falta subir los capis en entradas para los menus, si no, iba a quedar cojo faltando los primeros, ejjeje...
Todavía no llegó, Kari, seguro que me lo llama, jajaja
¿Onde te perdiste, Jessss?
Besotesssssssss
yo no te bancoooooooooooooooooo Val!!!! para que subes de nuevo estoooooooo!!!!!
Estafadoraaaaaaaaaaaaaaaaaa esto es publicidad engañosaaaaaaaaaaaa
Perversa!!
Eso no se vale... Yo todo ilusionada (es que solo me fijé en lo de 'Capítulo 1') hasta que me fijo en el título..
Jo..
Nota: Si no quieres que te queden en la página principal, cuando escribes la entrada en la parte de abajo hay una opción que se llama 'opciones de entrada' y hay puedes programar cuando quieres que sea publicada, tanto la fecha como la hora. Nosotras en el blog lo hacemos cuando queremos crear enlaces para alguna sección del menú. Le ponemos fechas del año pasado para que no desentonen con lo publicado anteriormente.
También si quieres subir algo por ejemplo para el viernes y no vas a estar le pones la fecha y la hora y se publica ese día sin que tengas que entrar.
Besotes!!
Esto no lo subí antesssssss, solo que tú lo leíste desde el wix descargandote los capissssssss.
Yo me banco sola, jajaj, mira como bailooooo (emo bailando) jajjaa
Gracias, Lu, no tenia ni idea de eso, lo había visto, pero como no sabía como iba, mejor no tocar, jajaja, en esto de los blogs aun estoy pez, jajaj.
Gracias wapaaaa. Besotessssssss
Aviso: voy a subir el dos y el tres, no me llames perversaaa, jajaja
no, si aqui lo que necesitamos saber es cuando lo subiras y en que año!!!!!!!
y yo buscando capis nuevos... xD esto no es mas que una ilusión y el pinche que explotó mi burbujita de fantasias... XD jajaja
Besitos, Val... ;) te quiero!
Jajajaj, Kari, espero que este año, jiji
Déjame pensar el día... ummm, pa ti mas tarde, jajajaj
Me gusta explotar burbujitas, savy, jijiji, hacen plof, jajaja
Besotes wapasssssss, TQM
pero a mi me tienen que querer más porque soy más gritonaaaaaaaaaaaaaa (kari bailando)
Genial val...mi dulce Nel esta aqui¡¡¡¡
ha escribir mas¡¡¡¡¡¡¡
(risa maligna inspiradora)
Jajaja, mi nei inspiradora, jajaja, ya te echaba de menos, jaajaja
Cierto, Kari, ahí le has dado de pleno, en lo de gritona, no te lo voy a discutir, jajaja
mhm,hmhmhmhmhmh
jajaajajjajaajajajajjajajajjajajajajajjaja....
Si que suerte que volvi.....ahora a escribir val..
(neiglo silbando...)
¿Kari meditando? Eso sí que es raro, jajaja
Ya, voy, ya voyyyy, Neiiii, jajaja
me esta enseñando lyss.... asi que preparateeeeeee
jajajajajajajaja
Jajajja, si lyss te enseña, está todo solucionado, jajaja
YA... JAJAJAJJA yo un poco dudo de su emditacion... tars ver los resultados en tiiiiiiiii jajajajaj
¿Que tratas de decir con eso? ¿Einnnn? (emo silbando)
espera dejame llamar refuerzos antes de responderteeeeeeeeeeee
jajajajaja
Corrreee, que me aburrrrooooo
escribe para que no te aburrasssssss
No presiones... ummm
Que me da por hacer otras cosas, ajajaj
no lo sabre yo!!!!
Sip, jjiji, y que tu me distraes, einnnn
no me heches la culpa... tu te distraes solitaaaaa
Mentiraaaaaaaaaaaaaaa, no eches por tierra mi reputaciónnnnnn :(
jajajajajajajajaja
dale cualquier diria que soy buena para conversar!!!! yo no te distraigo, si es como si fuese mudita soy muy calladita y tranquilita.... buscate a otra pa echarle la culpaaaaa jajajajajajajajaja
Tú, ¿calladita y mudita? Deja, que me voy a descojonar, jajaja
Jajajajjajajjajajajjajajajjajaja jajajajajajaj jajajajajaj ajajajajaja ajjajajaja ajjajajajajjajaja jajajajajaja ajajjajajja jajjajaj jajaja ajjajaj ajajajjajja
Ya, que me duele la mandíbula de reírme, jajajaj
kari le saca la lengua a mas no poder a Val!!!!!!!!
Ten cuidado, a ver si te la muerdes, y eso duele, jajaja
si me llego a morder la lengua ya se quien es la culpablre del mal de ojoooooooo y por si te quedan dudas.... serias TU Valnelia de las Mercedes Floripondia!!!!!!!!
Ummm, ¿es a mi? No me doy por aludida :\
no me gusta este shey... que olvide el nombre.... como se llama??? nelhiam? o es la chica....?
cuando vas a subir.....
me gusta uno de sus chicos que no se cual es... pero estoy a la espera de los lobitos.... cuando apareceran?
que lobitos?? quien dijo spolier?? yo no fuiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Jajajja, tú juegas con ventaja, jijiji
Nelhian es la chica, Ian (shey) es el chico, jajaja
Y a ti te gusta Kann, jejeje
kann?, tas segura?, suena a perro..... no importa seguro esta lindo...
cuando lo subiras???
Pos creo que cuando lo escriba, jjiji
Sip, me parece que era Kann, está puesto en el foro, creo, ejejje
no recuerdo....... y mi capitulo?
esto se llama presion psicologica jajajajajajaja
Sip, jajaj, pero no te da mucho resultado, jijiji
te odio.....
Lo sé, sobretodo porque no te dejo tocar a Shey, jijiji
si t digo q no pare de reirme en todo el capitulo? q me dice? y si t digo q me encanta la ironia y el sarcasmo de la chica? y si t digo q la emocion de querer saber q pasara no ha prado de llamar a mi curiosidad, que me dices? quiero otro capiiii >.< menos mal q me quedan aun 2 jijiji ¬¬* besitosss wapisimaaaa!!!
por cierto lo de la tostadora me mato!!
Jajjja, gracias wapa, me alegro mucho que te haya gustado. Tus palabras animan a seguir escribiendo la historia, ejejej
Besotes, wapi.
jajajajaa....la parte de "donde está wally" me ha dado hasta la tos entre risa y risa.
Espero que la continúes pronto...esta Neilhan tiene sarcasmo pa dar y tomar...jajajajaja.
@Anónimo
Pobrecita, es un alma incomprendia, jajja
Me alegra leer que te ha gustado, yo me divertí mucho escribiendo este capi, jiji
Besosssssssss